Shadhiliya Darqawiya Al-Alawiya

Shadhiliya Darqawiya Al-Alawiya

domingo, febrero 27, 2011

Selección de poemas



Sheij Ahmad al-Alawi
1. El intelecto (1)
La Luz del Sol brilla en la Luna (2) de la oscuridad. 
Yo soy una de sus ramas y Él es mi Raíz.
Nuestras inteligencias se han embriagado con el vino del amor,
Como si fuéramos locos, pero locos no somos.
Nos ves entre los hombres, pero no somos lo que ves,
Pues nuestros Espíritus resplandecen más allá de las más altas cimas.
Poseemos una inteligencia, joya sin defecto,
De belleza exquisita, que no percibe más que a Al-lâh.
Este es el lazo (3) que liga, aunque sólo fuese un resplandor (4).
Oh Pueblo, sed bienvenidos, elegidos de vuestro Señor,
Obras de Su Arte, creados perfectos para Él,
Él os ha favorecido levantando para vosotros el velo
Ante la Luz de Su Faz. ¿Qué gratitud puede dar gracias
Por lo Infinito? Mostrad, sin embargo, toda la gratitud que podáis
Hacia Él, que os ha concedido lo que no tiene precio.
Exultad, pues, sobre el Trono y sobre la tierra (5),  
Pues vosotros, y nadie más, sois los siervos de Al-lâh.
En vuestros cuerpos que eran polvo de huesos hay vida,
Pues vosotros sois el Espíritu de Al-lâh que entró en Adán,
El Hálito que Gabriel infundió en María. 
Danzad, pues, en éxtasis, con orgullo y alegría, 
Y dejad arrastrar tras de vosotros la vestidura de gloria que os corresponde.
2. El impostor                                                                                                          
Pero tú, ¿has captado algo de lo que perciben?
Si eres como ellos, entonces tienes autoridad.
Pero si no encuentras nada en ti de lo que es suyo,
Exige, entonces, justicia a tu alma; escucha esta descripción:
¿Has hecho desaparecer al mundo con una sola mirada?
¿Has reconocido al Misericordioso en Su Manifestación?
¿Has borrado de una ojeada a la humanidad de tu vista,
Perdiéndote más allá de todo límite, más allí de las alturas
Del ciclo y de las profundidades de la tierra?
El universo entero, ¿Lo has recorrido como peregrino?
¿Y ha hecho de ti este universo su santuario,
El eje sagrado de su órbita reverencial?
¿Has visto a las pantallas desaparecer ante ti en tu honor?
¿Ha sido quitado el manto, el velo apartado?
Y, ¿se te ha dicho: «Acércate:
He aquí Nuestra Belleza; bienvenido, disfrútala
Como tuya, a tu íntima conveniencia»?
¿Te ha llamado El que Llama, y a su orden te has levantado?
¿Te has quitado las sandalias, como el que está versado
En las cortesías de la vía? ¿Se ha cerrado el Infinito
A tu alrededor, por todas partes? Y, cuando llegó el momento
De la Unión, ¿te lanzaste a él con todas tus fuerzas?
¿Has guardado fielmente el Secreto de Al-lâh
Después de Su revelación, ocultándote en Sus Cualidades?
De tu proximidad todo esto seria prueba.
A falta de ello, hay secretos que no son para los más.
Si a esta descripción respondes, ¡gloria a ti!
Si no, estás entonces lejos de la Presencia del Señor.
Mantente apartado de la ciencia del Pueblo: tú no eres de los suyos;
No pongas tus manos sobre la herencia del huérfano (6), ofensa
Gravísima. Para Al-lâh es odioso que se pongan
Vanas promesas en lugar de las obras.
¿Para qué sirve una lengua diserta en eufemismos?
¿Para qué, sin curarlas, cubrir de oro las heridas?
¿Qué le importa al enfermo lo que no le cura?
¿Acaso el exiliado se alegra entre extranjeros?
Repasa bien tu discurso; puedes hablar corno ellos,
Pero lo tuyo es cera de avispa y no miel de abeja.
3. La Vía
El hombre que busca a Al-lâh, ¿estará contento estando lejos?
No, porque no necesita menos que la Unión.
El verdadero buscador tiene un signo en su rostro,
Sobre su frente brilla una luz radiante. 
Siempre está cerca, es cortés, respetuoso,
Resuelto, indulgente hacia los censores, honora
Al amigo verdadero. Su meta trasciende todas las metas:
Nada puede serle obstáculo, lo abrupto ve como llano.
No aspira a nada aparte su objetivo.
La añoranza de la familia no le aparta de éste, ni las censuras.
Bella es su descripción, no necesita otra
Más que ésta, excelente: el buscador de la Verdad.
El que La busca hace de su búsqueda
El único objeto de su mirada. Luego despoja a su alma
De todos los defectos que en ella encuentra, y, ya desnuda,
De sus opuestos la viste. Siervo de Al-lâh en todo tiempo y lugar,
Sus obligaciones de¡ culto satisface,
Y añade otras por su propia voluntad,
Hasta que la Verdad es su Oído, su Vista,
Su Lengua y su Palabra, sus Manos y sus Pies.
Muere antes de su muerte para vivir en su Señor,
Ya que después de esta muerte está la migración suprema.
A rendir cuentas se llama antes de ser llamado
siendo en ello el mejor suplente de la Verdad.
El Ser de la Verdad ve antes que el suyo,
Y después, y hacia dondequiera que se vuelva.
Sólo Al-lâh era, y nada era con Él.
Él es ahora corno era, al final como al principio,
Esencialmente Uno, y nada hay junto a Él,
Interiormente Oculto, Exteriormente Manifiesto,
Sin principio, sin fin. Cualquier cosa que veis,
Lo que ves es Su Ser. Absoluta Unidad,
En Él no hay «pero» ni «excepto». ¿Cómo la Esencia de Al-lâh
Se encerraría bajo un velo? Allí el único velo es Su Luz.
4. El maestro
Si el que te llama te ofrece su guía, aludiendo 
A su realización de la Verdad y a la Estación Suprema,
Guárdate de la indiferencia y considera bien sus palabras.
Pregúntale sobre la Unión; ve si La refleja.
Si dice que Ella está lejos, esto es porque él mismo está lejos,
Pero si dice que está cerca, tenle por digno de ser seguido.
Él allanará para ti el camino hacia la Verdad
Por el cual podrás buscar la Faz de Al-lâh.
Se apoderará de ti en seguida, ya en el primer encuentro,
Y pondrá tu pie en el camino hacia el Señor.
Guarda en el ojo de tu espíritu las letras del Nombre, 
Por la gracia del Maestro las verás brillar
En los horizontes, aunque no brillan sino en tu Corazón.
Y cuando el Nombre sea tuyo todo olvido desaparecerá.
Así pues, haz tan grandes como puedas estas Letras;
Trázalas en todas las cosas, grandes o humildes.
Fijando el Nombre en tu ojo, te elevarás
Por Su Luz hasta donde los mundos desaparecen en la nada.
Pero desaparecen a la orden del Shayj, no a la tuya
Él es el dedo con el que Al-lâh señala. 
Contra en él, pues, para que te saque de los lazos de las cárceles
Y te lleve hacia la Libertad, hacia el Primero,
hacia Él que precede a todos los comienzos, 
Y veas en Su Esencia al mundo entero como nada,
Menos que nada en la Infinitud del Señor.
Cuando aparece el Infinito tú desapareces,
Pues «» no has sido nunca, ni siquiera un instante.
Tú no ves quién eres, pues tú eres, pero no eres «tú».
Subsistes, pero no cómo tú mismo; no hay más fuerza que la de Al-lâh.
Después de tu extinción en la Eternidad nacerás,
Sin fin en la Eternidad de la Eternidad te afirmas,
En la cima de toda Altura; ¿pues no es cuando están Cara
A Cara con la Verdad cuando nuestros caballeros desmontan?
5. La copa
Dulce es la bebida del Pueblo. Describo su sabor,
Pero no hablo de miel ni hablo de vino,
Sino de un Filtro Antiguo que mi poder no alcanza a describir,
Pues las palabras siempre le fallan al que describe la Belleza.
Su copa (7) es como él, también puede beberse,
Se basta a sí misma (8), y no necesita nada más.
Me maravillo ante esta copa que por sí misma aplaca la sed,
Y ella misma hace la ronda, de amante en amante.
Entre sus cualidades está la de tener grabada en su borde una inscripción mágica:
Quien mira ese sello pierde toda fuerza.
Es maravilloso que no haya divulgado su secreto.
Otro que no fuera yo, después de beber de ella,
no hubiera vuelto a ayunar ni a rezar (9).
Si el imám viera la belleza de su luz
Se inclinaría hacia ella en vez de hacia Meka.
Si los doctores, a media lección, sintieran su perfume
Dejarían de enseñar al instante sin demora.
Si el peregrino, corriendo entre Safâ y Marwa,
Viera su esplendor, se detendría y no iría
A dar la vuelta a la Antigua Morada (10), ni besaría la Piedra Negra.
Es más, el borde de esta copa pide ser besado
Allí donde cada cual ve, en su propio reflejo (11),
El objeto de su, búsqueda. ¿Cómo se contendría
El que se creía vil y se ha visto colmado de honores?
De alborozo y alegría por fuerza debe romper todo lazo.
Éste es un vino antiguo, el que más raramente se bebe;
No incita al mal; no temas aturdirte En él no hay calor ni frío,
No enturbia los espíritus, haciendo que vacilen.
Es sutil, exclusivo, escapa a mis poderes para describirlo,
Pues las palabras siempre le fallan al que describe la Belleza.
6. La Omnipresente realidad
El que ha convocado a la Proximidad de Al-lâh ha declarado:
En verdad, Yo (12) estoy con vosotros, pues adondequiera que os volváis
Allá brilla Mi Luz. Uno en Mi Esencia,
En todas las cosas se Me ve, ¿Se ha visto nunca nada
Que no sea Yo? He hecho el velo de la creación
Como pantalla ante la Verdad, y en la creación residen
Secretos que de pronto como fuentes brotan.
El que bajo Mi Velo ignora Mi Esencia
Pregunta dónde estoy. Yo «estoy» sin «dónde»,
Pues en Mi Ser no hay brechas, como entre un «dónde» y otro «dónde».
Pon tan sólo el punto de la Zayn sobre la Rayn (13),
Y observa: la mancha es un ornamento, perfecto
En virtud del punto. Ven, pues, a la Unión
Con el Eterno. ¿Acaso hay algo junto a Él para oponérsele?
Ciertamente, no. Sólo Él era, es y será.
Soy, pues (14), Absoluto en Esencia, Infinito.
Mi único «dónde» es «en Mí Mismo soy».
Es ignorancia conocerme (15) «aquí» o «allá»,
El «Más allí de todo más allá» no es limitado por ninguna cima;
No hay abismo más profundo que el «Debajo de todo debajo».
Soy el secreto de la Esencia, Tesoro Inescrutable.
No hay fin para Mi Anchura, no hay fin para Mi Longitud.
Fui Evidente en el seno del Interior 
Antes de que se hubiera manifestado exteriormente. Me pregunté
Sobre Mí mismo, y la respuesta fue afirmación pura. 
Pues, en la Verdad de Al-lâh, ¿puede aparecer algo otro que Al-lâh?
Él aterrorizó, y luego se inclinó; Él sumergió y luego habló (16). 
Soy Esencialmente Uno, Simple, en Mí no puede introducirse
El menor objeto. ¿Tengo alguna fisura,
Algún espacio vacío en el que pueda entrar otro?
Pues soy el interior de la Esencia Misma
Y el Exterior de la Cualidad, Concentración Difusa
No hay «allá» hacia el que no esté vuelto.
¿Existe algo otro que Yo, vacío de Mi Atributo?
Mi Esencia es la Esencia del Ser, ahora
Y siempre. Mi Infinitud no es limitada por el menor
Grano de mostaza. ¿Dónde puede la criatura
Encontrar un lugar donde introducirse en el Infinito de la Verdad?
¿Dónde, lo que es otro que Ella, cuando Todo está Lleno?
La unión y la separación son, así, en el Principio lo mismo,
Y contemplar la creación es contemplar la Verdad,
Si la creación se interpreta como en verdad es.
Así, interprétalo todo a la Luz de Él es el Próximo,
Y tú mismo participarás en esta proximidad.
No llames a esto localización. Eso seria imposible,
Pues Él no viene a residir en ningún lugar.
Exalta la Esencia de Al-lâh por encima del contacto
De lo que es otro que Él. Nada La puede llevar,
Ella no lleva nada; está Oculta en Su Propia
Manifestación Exterior, en la que aparece
Como Velo sobre Velo para recubrir Su Gloria.
7. Consejo (18)
No aceptes dar tu amor a nadie más que a Al-lâh.
Todas las cosas separadas de Él son pura ilusión.
He aquí mi consejo, si puedes tomar alguno.
Los que recuerdan están siempre ausentes en su Amado,
Pues nadie tiene vida salvo los que están cerca de Él.
Entre ellos y la Verdad no hay ningún velo
¿Qué son para ellos las bendiciones del Paraíso?
La pasión ha hecho fundirse a los siervos de Al-lâh; ellos han bebido
Y beben aún Su Vino en la Eternidad atesorado,
Filtro que les ha arrobado.
¡Ojalá pudieras beber un solo sorbo de su copa!
Esto ayudaría a tender un puente entre tú y yo.
Un buen siervo es el que dice: «Estoy a Tu Servicio»,
Al oír la Llamada de Al-lâh que le dirijo.
Si a Al-lâh buscas, sé mi compañero:
Para ti, ten por seguro, no hay otro camino.
8. La estación suprema (19)
Oh, tú que no comprendes
Mis palabras, ¿por qué hablas contra mí?
Tú estás vacío del Espíritu,
No conoces la Divinidad.
Si conocieras mi estado,
Admitirías mi excelencia,
Me verías entre los hombres
Como un sol que ilumina la creación.
Mi Señor ha escuchado mi plegaria, ha satisfecho
Mis necesidades: Él me guió, y ahora me ha vestido
Con el ropaje de Su Beatitud,
Ha aplacado mi sed dándome de beber de una copa rara
Llena de un filtro más precioso que el elixir,
Y me ha exaltado hasta un alto estado,
Más elevado que las Pléyades.
Si me buscas, oh Santo, 
Pregunta al Señor por mí,
Búscame más allá de todas las cimas. 
Quizá me descubrirás.
Elevados, raros, secretos y extraños
 Son mis semejantes, pues he hallado
El tesoro enterrado que era mío:
Todas las cosas están ocultas dentro de mí.
Pero tú, ¿qué sabes tú de mis estados,
Tú que no tienes el conocimiento de los elegidos?
Crees que en mí no hay más que un vacío.
Piensa lo que quieras: puesto que el Amado
Es mío, no me ocupo más del mundo.
Sea lo que sea lo que mis detractores pretendan
En su oposición contra mí,
Mi Corazón es mío, sigue siendo mío,
Mis sentidos, se los doy.
Todos mis días son serenos,
No me aflijo de los males como hacen los demás.
Quien conoce a Al-lâh, aunque fuera a perder
El mundo entero, no necesitaría consuelo.
Aquel cuya alma está vacía y es opaco su Corazón,
No tiene ojos más que para esta vida efímera,
Se arroja ciegamente al error.
Para acumular algo en este mundo,
No mira al fin ineluctable
De todas las cosas, ni a la proximidad de su propia muerte,
No tiene trato con ningún hombre perfecto,
Está encerrado sin salida en la transgresión,
Prendido en su espíritu de discordia.
Luchando para siempre contra Al-lâh.
Que mi Señor escuche mi plegaria,
Para que, vuelto eternamente hacia Él, sea eternamente acogido.
Protégeme siempre, y protege
A todo el pueblo de Muhammad; y que Tu Belleza
Fluya en Beatitud,
Mientras haya fieles,
Mientras haya Santos que La invoquen
Para el más noble de los Profetas,
Para sus Compañeros y para su Casa,
Para aquellos de entre sus herederos que dirigen,
y para los que buscan,
Y para todo hombre piadoso y santo.
¡Que la luz de mis votos les envuelva a todos!
9. El Pastor del pueblo (20)
Oh tú que conduces al Pueblo, llévanos con tus cantos al redil,
Y mientras vamos, en nombre de Al-lâh, dígnate mirarme;  
O lanza una flecha de tu voz: 
Dará en oídos vigilantes, y traspasará mi corazón.
Los que me rodean no saben qué es el amor
Al verme tan herido dirán: «Está loco.»
Si es locura amar a Aquél a quien deseo con ardor,
Que Al-lâh deje languidecer mi cuerpo con esta enfermedad devastadora.
Si el negador prestara oídos a mis palabras,
No se apartaría de mi enseñanza, sino que a mí vendría,
Y se convertiría en mi seguidor.
Pregúntales, el día en que todos los rostros se humillan
Ante el Viviente eterno (21), si estuvieran conmigo.
Aquel día es corno aquél otro
De ¿No soy Yo vuestro Señor? (22): Dije «» entonces,
Y no he dejado de decir: «Señor, estoy a Tu Servicio.»
Al Convocador de Al-lâh respondí cuando llamó.
¿No responderás al Convocador, pueblo mío?
Si buscáis consuelo en el amor, tal como a mí me veis
Con él bendito, apartaos de los que de él mal hablan.
Si quieres conocer el rango de los que aman,
He aquí mi respuesta, que curará todas las dudas:
Nosotros y los hombres que antaño lucharon en Badr (23)
Somos iguales: lo que es mío es suyo, y lo que es suyo es mío (24).
10. El vino (25)
Amigos, si la verdad de mi estado habéis comprendido, 
Aquí está el camino ante vosotros: seguid mis pasos.
Pues, por el Ciclo, aquí no hay dudas, ni vagas imaginaciones:
Conozco a Al-lâh, con un conocimiento en parte secreto, en parte proclamado. 
Bebí la copa del amor, y luego la poseí,
Y se ha convertido en mi posesión para siempre.
Que Al-lâh recompense al que me prodigó (26) Su Secreto,
Pues generosidad, verdadera generosidad, es conceder el Secreto.
Hubo un tiempo en que oculté la Verdad, y La velé cuidadosamente,
Y quien guarda el Secreto de Al-lâh tendrá su recompensa.
Luego, cuando el Donador me permitió proclamarla,
Me hizo capaz —y cómo, no lo sé— de purificar (27) las almas,
Y me hizo ceñir la espada de la constancia,
De la verdad y de la piedad, y me dio un Vino:
Todo aquel que bebe de él no puede dejar de beberlo,
Tal como un hombre ebrio que necesita embriagarse más.
Me he convertido en su escanciador, más aún, soy yo quien Lo ha prensado.
¿Hay alguien más que Lo escancie en este tiempo?
No te sorprendas de que hable así, pues nuestro Señor
Mismo ha dicho que Él elige como objeto de Su Gracia
A quien Él quiere, y da sin contar.
Esta es la Gracia de Al-lâh: Él la da a quien quiere (28),
¡A Él toda Alabanza, Gloria y Acción de Gracias!
Señor, con el Espíritu del Amado (29), Tu Espíritu,
Con el Espíritu de Santidad ayúdame, facilita mi tarea
Desata mi lengua. Señor. Que alguien comparta mi carga.
Alguien de entre Tus ayudantes verdaderos, y no me confundas
El Día de la Reunión (31). Señor, colma con Tu Presencia
Y saluda con Tu Paz, bendice, magnifica, exalta
Al Espíritu del Amado, en lo Morada del Secreto.
11. Laylâ (32)
Muy cerca fui de donde mora
Laylâ, cuando oí su llamada.
Esa voz, ¡ojalá la oyera siempre! 
Ella me favoreció, y me atrajo hacia si,
Me hizo entrar en su recinto,
Con palabras de intimidad me habló,
Me hizo sentar a su lado, y más todavía se acercó,
Y retiró el manto que de mí la ocultaba,
Sumiéndome en la maravilla,
Confundiéndome con su belleza.
Me tomó y me deslumbró,
Y me ocultó en lo más secreto de sí,
Hasta que pensé que ella era yo,
Y mi vida tomó como tributo.
Ella me cambió, me transfiguró,
Y me marcó con su signo especial,
Me estrechó contra sí, me concedió un privilegio único,
Me nombró con su nombre. Después de matarme y desmenuzarme
Empapó de su sangre los fragmentos.
Luego, después de mi muerte, me resucitó:
Mi estrella brilla en su firmamento.
¿Dónde está mi vida, dónde está mi cuerpo,
Dónde mi alma obstinada? Su verdad,
Desde ella, irradió hacia mí,
Secretos que para mí estaban ocultos.
Mis ojos nunca han visto más que a ella:
No pueden dar fe de nada más.
Todos los significados en ella están comprendidos.
¡Gloria a su Creador!
Para ti, que quisieras describir la belleza,
Aquí hay algo de su resplandor.
Tómalo de mí. Es mi arte.
No lo tengas por cosa vana.
Mi Corazón no mintió cuando divulgó
El secreto de mi encuentro con ella.
Aun si la proximidad se borra,
En su subsistencia subsisto todavía.
12. La firma (33)
Tú que quieres conocer mi sabiduría,   
A Al-lâh dirige tus preguntas.
Pues los hombres no me conocen.
Ocultos para ellos están mis estados.
Búscame acercándote
A Él, más allá del estado de servidumbre, 
Pues en el universo creado 
De mí no queda ningún rastro. 
Soy una manifestación
De la Presencia del Señor, 
Tal como mi estado claramente testifica.
Soy un río de la desbordante
Misericordia del Misericordiosísimo
Que inunda la tierra para que los hombres vean.
Espíritu era antes de mi servidumbre,
Ahora he regresado al hogar, soy libre de nuevo.
No creas que soy yo lo que ves aquí
Revestido de cualidades humanas,
Pues más allá están los arquetipos
La Vestidura Eterna del Espíritu.
Si pudieras mirar a donde estoy,
En la Presencia Santísima,
Me verías Solo, y a nadie más;
Pero la Verdad me ha cubierto con un manto
Y tu mirada no puede alcanzarme.
Me ves, pero no me ves,
Con tu mirada negligente.
Aguza el ojo de tu fe, y mira
Con una mirada de la más pura visión.
Luego, si tu fe se vuelve certidumbre,
Puede ser que me descubras.
Me encontrarás revestido de los Secretos
Y de las Luces que pertenecen a nuestro Profeta.
Verás Ángeles celestiales,
Ojos vigilantes a mi servicio. Descubrirás
Que mi Señor me ha elegido.
Desde mí resplandece a través de lo que hay en mí,
Tú Le ves cuando me ves,
Pero no percibes la verdad.
Mi Señor me ha guiado,
Y me ha concedido la visión más pura,
Me ha enseñado a conocerme a mí mismo,
Me ha enseñado a conocer la verdad del Espíritu.
Si quieres, pues, captar mi sabiduría,
Acompáñame y estate atento,
Escúchame, repite mis palabras,
Sin elevar tu voz por encima de la mía.
No ves en el mundo más que a mí.
No trates de mirar más allá de mí,
Y no creas que de mí estás al abrigo:
Tu estado no está oculto para mí.
Así pues, si eres verdaderamente mío,
Siervo sincero de su Señor,
Pruébalo, no con la lengua sólo,
Porque la lengua es prodigiosamente falsa.
Echa tu alma sobre la punta de la lanza,
Y muere con una muerte total.
Ocúpate de mí, no de ti,
O si no, despídete y parte. 
Te transmito lo que mi Maestro
Buzidi, muerto a la creación, 
Me transmitió antes de morir su cuerpo.
Abandona aquí todo lo que es tuyo,
Elévate hacia Al-lâh, despójate de los mundos, 
Y no dejes en ellos rastro de ti.
Iguales son este mundo y el otro;
Contémplalos, pero con visión madura:
El Mundo Creado y los mundos
Manifiestan Su Unidad.
Mira verdaderamente cara a cara,
No encontrarás nada que temer,
Pues todo está extinto desde ahora,
Salvo el Rostro Señorial.
Cuando conozcas nuestra experiencia,
Entonces, si quieres, prescinde de mí,
Pero no lo harás, por el Ciclo, pues nadie,
Salvo un alma vana, podría olvidarme jamás.
Al-lâh conoce mi estado. 
Que Él me proteja por el resto
De mi vida, y proteja a todos mis hermanos 
De las pruebas de¡ corazón,
Que proteja a quien entra en mi casa,
 quien participa en nuestras sesiones,
quien ve a uno de los que me han visto,
Si hubiera deseado verme.
Señor, haz de mi lengua el instrumento
De Tus Bendiciones sobre el Profeta.
Hazme caminar por todas sus vías.
Si Te obedezco, él me elogiará,
Si yerro, él intercederá.
He puesto mi firma Al final de estos versos,
Pues así lo quisieron mis hermanos.
El linaje de mi cuerpo pertenece A la tribu de 'Alawî.
Mi línea de descendencia espiritual
Pasa por la amable presencia de Bûzîdî.
Ten Misericordia, Señor, de ambos linajes,
Y también de mi posteridad
En ambos, hasta el fin del mundo.
Notas:
(1) Los títulos son míos. Los seis primeros extractos están tomados de los poemas más largos del Shayj, con los que se abre su Dîwân, PP. 3‑12. Todos los demás extractos, excepto,«Láyâ», son poemas completos en el original.
(2) Pp. 39, final, y 40.
(3) La palabra ‘aql significa ante todo «Intelecto»; pero intelectus coincide sólo con el aspecto puramente trascendente de 'aql, mientras que la palabra árabe comprende en su significado todo el ámbito de la inteligencia, incluyendo la razón, en virtud de lo que és­ta era primordialmente y de lo que es aún virtualmente, esto es, una proyección consciente del Intelecto, cuya luz distribuye a las demás facultades, trabándolas al tiempo que permanece «atada» por el Intelecto a su Raíz Divina. Esto nos lleva al otro significa­do básico de las letras árabes 'Ayn‑Qâf‑Lâm: el de «atadura» y también el de «percep­ción». Y así el Shayj dice que la inteligencia (‘aql) que percibe (ya’qil) es el lazo (‘iqâl) que ata (ya’qil).
4) Se refiere al primer resplandor de percepción intelectual en el novicio.
(5) Puesto que el Santo posee el Ser en todos los planos a través de toda la jerarquía de la existencia.
(6) Al mismo tiempo que toman este precepto coránico, a menudo repetido, en el sentido literal, los sufies lo entienden también, en un plano superior, como una alusión a la: sobriedad en la Gnosis, herencia especial del huérfano Muhammad, como le indica en el versículo Su mirada no se apartó y no transgredió.
(7) El vino es la Divinidad, es decir, la Gnosis. En la Jamriyya de Ibn al‑Fârid, la copa es la luna llena, que, según el comentario de 'Abd Al‑Ganî Al‑Nâbulusî, significa el Hombre Universal, personificado por el Profeta.
(8) La copa es la Bâ’ de la Basmala, cuya «grandeza no es otra que la grandeza del Alif» (pp. 151‑152).
(9) Sólo aquel que es verdaderamente heredero de los Profetas puede conservar la so­briedad en la ebriedad.
(10) Incluso para los árabes de la época preislámica, la Ka'ba era la «Antigua Morada» como es llamada en el Corán.
(11) Para los místicos del Islam el Profeta es el espejo en el que se ven a sí mismos no como parecen ser en este momento, sino como serán cuando todas sus posibilidades la­tentes se hayan realizado.
(12) Corán, V, 12. El «Yo» se refiere a Al-lâh, mientras que el Convocador es el Profeta, pero en este contexto la distinción entre «vino» y «copa» desaparece.
(13) La letra Râ' en muchos dialectos se llama Rayn, palabra que significa «sucio». Un punto sobre la Rayn la convierte en la letra Zayn (véase p. 178, n. 23).
(14) Puesto que en el Infinito no hay lugar ni siquiera para la nada, yo no puedo ser nada; y puesto que el Infinito no tiene partes, soy, por tanto, el Todo,
(15) Se refiere probablemente a esta Tradición: «En verdad, hay un conocimiento que es ignorancia y una ignorancia que es conocimiento.»
(16) Este verso, que en realidad es un paréntesis, resume, por así decirlo, retrospectiva­mente la alquimia espiritual que condujo a la «pura afirmación» que acaba de mencio­nar. Es una referencia a los dos Aspectos de la Esencia expresados en los Nombres Ahad (Uno) y Samad (El que total y eternamente satisface todas las aspiraciones), que, desde el punto de vista de la criatura, corresponden a la extinción (ser aterrorizado y sumergi­do) y a la extinción de la extinción (estado de subsistencia de aquél hacia quien Él se in­clina y a quien habla, o más bien, del Sí Mismo a quien habla, puesto que no puede ha­blarse ya de sujeto y objeto).
17) La Verdad de la Indivisibilidad del Infinito sólo puede expresarse mediante térmi­nos antinómicos como éstos, o corno «expansión de la contracción», «síntesis desplegada», «igualdad diferenciada», etc.
(18) Dîwân, p. 35.
(19) Dîwân, 25‑26.
(20) P. 33. Hâdîya-l‑Qawm. La palabra hâdî (tanto más significativa cuanto que sugie­re hâdî, «guía») significa «aquel que hace avanzar a los camellos cantando». El pastor es aquí el Profeta, sus cantos son el Corán y las fórmulas tradicionales de donde están saca­das las letanías sufíes.
(21) Corán, XX, 111. Referencia al Día del Juicio, del que se dice en el versículo 109: En ese día no aprovechará más intercesión que la de aquel a quien el Misericordioso per­mita hablar y con cuyas palabras Él esté satisfecho. Quiere decir que los que ahora se apartan de él desearán entonces haberle seguido para que hubiera podido interceder por ellos.
(22) Recuerda cuando tu Señor sacó de los riñones de los hijos de Adán a su descen­dencia y les hizo atestiguar contra sí mismos, y dijó. «¿No soy Yo vuestro Señor?» Ellos dijeron: «Sí, damos fe. » Esto fue así para que no dijerais el día de la Resurrección: «Éra­mos ignorantes de ello» (Corán, VII, 172). Quiere decir que en su caso el «sí» se ha pro­longado y se prolongará hasta la Resurrección, mientras que para ellos se ha interrumpi­do y olvidado.
(23) Véase p. 145, n. 6.
(24) Se refiere a estas palabras del Profeta: «¿Cómo sabes que Al-lâh no ha mirado a los hombres de Badr y ha dicho: "Haced lo que queráis, pues Yo os he perdonado?"» (Mus­lim, Fadâ’il al‑Sahâba, 36).
(25) P. 35.
(26) El Shayi Al‑Bûzîdî.
(27) Tayrîd, literalmente «abstracción», «liberación». Probablemente se refiere a lo que se alude en la p. 54, con las palabras Juego el Shayj mostraría el camino a partir de este punto —es imposible expresar con palabras como lo hacía, etc. ».
(28) Corán, V, 54.
(29) El Profeta.
(30) Esta cita y las siguientes están sacadas de la oración formulada por Moisés cuando se le ordenó que fuese a ver a Faraón (Corán, XX, 25‑35).
(31) El Día del Juicio.
(32) P. 22. Laylâ, nombre de mujer que significa «noche», representa aquí la Esencia Divina.
(33) Pp. 19, 20, 21.