Shadhiliya Darqawiya Al-Alawiya

Shadhiliya Darqawiya Al-Alawiya

domingo, febrero 27, 2011

Extracto de Sabiduría Celeste, por el Sheikh Ahmad Al-`Alawi


[Al-Mawaâdd al-ghaythiyya an-nâshi'a 'an al-hikam al-ghawthiyya]



[Al-Mawaâdd al-ghaythiyya an-nâshi'a 'an al-hikam al-ghawthiyya]



El silencio es una salvaguardia.

Extracto de Sabiduría Celeste, por el Sheikh Ahmad Al-`Alawi

Hablar puede perjudicar y revelarse una fuente de desgracias; pues está claro que el silencio constituye una salvaguardia, y que solo debe abundantemente hablar aquel a quien el Misericordioso le permitió pronunciar una palabra justa.

« El día en que el Espíritu [el Ángel Gabriel] junto con los demás Ángeles se pongan en fila [sumisos] nadie hablará, salvo aquel a quien el Compasivo se lo permita y sólo diga la verdad. » (Corán, 78, 38)



Las palabras son de hecho raramente privadas de la influencia del alma pasional, pero aquel que el Misericordioso se le permite no hablar bajo el efecto de la pasión habla por Allah, escucha Su Palabra y transmite su mensaje, y es por eso que, en su caso, le es preferible hablar; pero sin tal grado, más vale callarse, con el fin de protegerse. Un día un compañero dijo al Mensajero de Allah  : « Infórmame sobre el islam, y que pueda ser dispensado de preguntar a quien sea después de ti. »
Di: « Creo en Allah », y luego haz prueba de rectitud, contesto el Profeta .

- Que debo temer? pregunto el compañero.
El Profeta  designo su lengua con su mano. [Ibn Hanbal, Musnad, III, musnad Jâbir Ibn 'Abdallâh.]

'Uqba conto también que le había preguntado así: « Como asegurar su salvaguardia? »
-Reteniendo tu lengua, quedándote en tu casa y llorando sobre tus faltas,  le había respondido el Profeta [Tirmidhî, Sunan, IV, bâb mâ jâ'a fî hifdh al-lisân, n° 2517]
Dijo También: « Toda palabra que profiere el hijo de Adam esta a su carga y no juega en su favor, salvo en tres casos: cuando manda un bien, prohíbe un mal o invoca Allah. [Tirmidhî, Sunan, IV, bâb mâjâ'a.fî hifdh al-Iisân, n° 2525.]

Pero podríamos limitarnos a citar la Palabra divina:
« En muchas de las conversaciones secretas no hay ningún bien, salvo que sean para realizar una caridad, una buena acción o reconciliar a los hombres. Quien haga esto anhelando complacer a Allah, le agraciaremos con una recompensa grandiosa. » (Coran, 4, 114)


Le fue preguntado a un sabio porque hablaba tan poco, a lo que respondió: « Dios nos ha dado dos orejas y una lengua, para que escuchemos dos veces más que hablamos, y no lo contrario! »

Como lo hemos dicho:
Escucha las Palabras del íntimo Amigo,
Y no hables precipitadamente antes de haber comprendido.
A caso no tienes dos orejas para escuchar y una sola lengua para hablar?
No es este el signo que hay que escuchar dos veces más que hablar?

En resumido, el discípulo debe escuchar más que habla, y sobre todo cuando se encuentra en presencia de un sabio, caso en el cual debe callarse. Como podría hablar en presencia de hombres cuyas palabras provienen directamente de la efusión (al-fayd) divina? Cuales declaraciones el que no alcanzo su grado podría oponérseles? Debe empezar por entenderles bien. Así, el que quiere asegurar su salvaguardia no debe, cuando se encuentra en compañía de la gente de Allah, contradíceles con palabras privadas de luz y inoperantes, ni exhibir su sabiduría frente a ellos. Sîdî Abû Madyan decía al respecto
Guarda el silencio, al menos que se te haga una pregunta,
Y si este es el caso, responde: « No lo sé».
Utiliza la ignorancia como velo de protección.

El hombre se equivoca mucho mas que tiene razón cuando habla (abordando temas con caracteres espirituales o religiosos) con los sabios, porque ignora sus grados espirituales y no entiende sus léxicos, que no tiene transcurso entre el común de los creyentes. Sea lo que sea, el silencio es laudable y presenta una salvaguardia para los discípulos o cualquier persona en la mayoría de las situaciones. Que tan justos son estos versos:
Si el silencio te asombra, sabe que fue, antes de ti,
El caso por gente mejor que ti.
Y si se te ocurre a veces, habiendo guardado el silencio, de arrepentirlo, 
Se te ocurre mucho mas arrepentirte por haber hablado. 
El silencio es una protección mientras que hablar
En la mayoría de los casos, no te permite mejorar.


Dijo Ja'far al-Sâdiq:
« Estar en seguridad (religiosa) se volvió una cosa tan rara que la búsqueda misma de la seguridad se volvió invisible. Si debes hacer algo, entonces guarda mientras posible el silencio, y si no consigues guardarlo, entonces actúa mientras posible como los piadosos ancianos: el hombre feliz es aquel que encuentra un lugar de jubilación en sí mismo. »


Quien se conoce sí mismo no puede ser engañado por la elogia que la gente hace de él


por el Sheikh Ahmad Al-'Alawî

Quien conoce los vicios de su alma no puede ser engañado por la elogia que la gente hace de él; de hecho no podría renunciar a su propia certitud para adoptar la opinión de los demás. Ibn 'Atâ' Allâh dice en sus Aforismos: « El más ignorante de los hombres es él que renuncia a lo que sabe de sí mismo para adoptar la opinión de los demás.» Cuando un discípulo quiso un día hacer la elogia de su maestro, este empezó a llorar y dijo: «Me conozco mi mismo mas que tú me conoces. » Así son los maestros de la equidad: no se dejan engañar por la elogia que la gente hace de ellos porque se conocen mejor que nadie. En cuanto al ignorante engañado, le gusta mucho que se le elogie, y eso –increíble!- a pesar de la cantidad de transgresiones por las cuales es culpable y que solamente él conoce.

Según Hârith al-Muhâsibi, él que aprecia la elogia de los demás le parece a alguien a quien le gustaría la broma que se le haría diciendo: « Tus excrementos tienen olor a almizcle», y se alegraría de eso..

Ibn 'Abbâd [1] dice lo siguiente: « Sin ninguna duda, sus propias faltas y sus propios vicios, de los cuales todo servidor tiene conocimiento, apestan y son mas impuros que sus propios excrementos: todo eso es del mismo orden. » Pero en este último caso, el servidor del cual se hace la elogia sabe que su panegirista [2] ignora sus faltas y sus vicios (contrariamente al caso precedente en el cual el simpático conocía muy bien la victima de su broma). Solamente una persona que no tiene ningún valor por Dios puede tener tal actitud; si pensaba un poco, renunciaría a tales ilusiones y se daría cuenta de su error. Como no estaría equivocado entonces que, viéndose si mismo en el medio de las transgresiones, toma en serio las palabras de una persona que no sabe nada de él? Si este le conociera realmente, no le frecuentaría y menos haría su elogia, excepto eventualmente para burlarse! 

Sepa que el conocimiento de Dios depende del conocimiento del alma, al principio como al final del camino. Al principio, la conocemos a través de sus defectos y le atribuimos entonces lo que le debemos, así como reconocemos a la Divinidad las perfecciones que hay que atribuirle, es por eso que el Profeta(صَلــَّى اللهُ عَلـَيْهِ و سَلــَّمَ) dijo en el sentido: « Quien le conoce a su alma le conoce a su Señor [3].» Dijo también en el sentido: « Dentro de vosotros, él que mas conoce su alma es él que mas conoce su Señor [4]. » De hecho, más el hombre conoce su alma, más conoce su Señor, debido al hecho que todas las formas de cualidades o de alteridades se encuentran en ella.

Cuando el alma se ha purificado de sus vicios, adoptando las cualidades perfectas, el conocedor no debe mas limitarse al conocimiento de su alma pero debe al contrario buscar sin descansar el sentido interior de la palabra: « Quien le conoce a su alma le conoce a su Señor », porque contiene un secreto escondido. El conocedor debe buscar concentrándose en la proximidad de Dios, hasta que Le encuentre más cerca de él que lo es él mismo. De hecho el alma es parecible al infiel: « El muy sediento cree que es agua, hasta que, llegado allá, no encuentra nada. Si encontrara, en cambio, a Allah junto a si y El le saldara su cuenta » (24, 39). Si se hubiera interesado en lo que ocurre al exterior de sí mismo, se hubiera extraviado y hubiera confundido el día con la noche. Pero los hombres de Dios se bastan de sus propias almas y buscan en esta la proximidad de Dios; y la encuentran después de haber desaparecido ellos mismos [5].

Mulay l-'Arabî al-Darqâwî dijo a uno de sus discípulos que quería conocerle a Dios: « Tira tu libro y excava en la tierra de tu alma hasta que el agua brote de esta, si no, vete! » Es la única manera de conocerle realmente a Dios. Toda persona inteligente sabe que Dios esta más cerca de sí que sí mismo: como podría ser entonces que haya adentro del Trono mas de proximidad que en el hombre? Imposible, porque Está más cerca de él que su misma vena yugular » (50,16). No conviene decir que Dios pueda acercarse de una cosa, o al contrario alejarse de esta, porque está cercano de cada cosa, y nada no está excluido de esta proximidad! Pues, que no le hagas caso a nada de lo que ocurre al exterior, viajero! Acaso no escuchaste Su Palabra (41, 53): « Les mostraremos Nuestros signos fuera y dentro de sí mismos hasta que vean claramente que es la Verdad.» Entonces, vuelve a ti mismo y busca esto, porque te bastara.

Se ha dicho lo siguiente:
Eh tú que te dejas distraer de tu secreto!
Mira, y veras en ti toda la existencia.
Eres el hombre perfecto, considerando la realidad espiritual y la vía,
Tú que reúnes el divino secreto.

La gente no se da cuenta de quienes son!
Eh tú que buscas la Verdad,
Lo que te dice mi voz, escucha!
Es de ti que sale la vía,
Y es a ti que se trata de llegar.

Nuestro maestro, Sîdî Muhammad al-Bûzîdî, dijo a uno de sus discípulos:
El secreto te rodea integralmente,
Si solamente realizabas todo lo bueno que hay en ti!
De los secretos de tu Señor, eres el recipiente,
Eres una forma que embellecen los depósitos que están en ti.
Todo lo que existe en el Trono y sobre la tierra está en ti;
En ti también residen el futuro y el pasado.
Es tu espíritu que es el objetivo, lo que deseas esta en ti;
Y es tu apariencia exterior que te oculta del secreto.


Las alusiones del Pueblo [6] son diversas, pero todas llevan al conocimiento del alma, confirmadamente a la palabra del Profeta : « Quien le conoce a su alma le conoce a su Señor. »

Si los vicios del alma son tan numerosos, es porque se trata del soporte de los secretos de Dios. Aspirante, no se trata de abandonar tu alma ni de tratarla en enemigo, pero de acompañarla y de aislarse con ella, afín que te haga descubrir lo que contiene [7].

Al-Majdhûl, el maestro de los maestros de esta comunidad, dijo en este sentido:

En cuanto a tu alma, intenta dirigirla;
Ocúpate de ella de noche y de mañana,
Puede ser que en tu poder caya,
Y como cazador andarás, utilizándola.

Ô mi Dios, haznos conocer nuestra alma y aléjanos de su mal, Tu que escuchas nuestras oraciones!

Notas :
[1] Ibn 'Abbâd al-Rundî, sufi del siglo XIV nacido a Ronda en Andalucía e inhumado en Fes, es el autor de un comentario muy famoso de los Aforismos de Ibn ‘Atâ Allâh.
[2] El que le elogia a alguien.
[3] Suyûtî, Kitâb al-durar al-muntathira, harf al-mîm ; 'Ajlûnî, Kashf al-khafâ', n° 2532. Según Ibn 'Arabî, este hadîth, si no está autentificado por su cadena de transmisión, lo es por el alumbramiento espiritual.
[4] En su comentario del precedente hadîth,  'Ajlûni cita una versión ligeramente diferente de esta, refiriéndose al Adab al-dîn wa l-dunyâ de Mâwardî.
[5] Es decir que la razón de ser del alma es la misma que la razón de ser de la infidelidad: un camino hacia la Verdad. Cuando comprendemos su realidad la más profunda, la ilusión de que pueda tener una actividad autónoma desaparece, y entonces la Verdad aparece.
[6] Al-qawn: el pueblo, la tribu, es decir los sufis.
[7] En los comentarios precedentes, el autor negaba toda cualidad positiva al alma. La contradicción aparente se debe al hecho de que el alma corresponda a la afirmación del yo individual, por una parte, y al secreto de la Presencia divina, por otra parte. Así, cuando afirmamos la necesidad de su extinción, es porque consideramos que su pretensión a ser alguien es lo que más le oculta de la señoría divina. Sin embargo, la existencia misma de esta pretensión prueba su naturaleza y su origen espirituales. Por consecuente, conocer su aspecto negativo de afirmación del yo individual, es reconocer ipso facto la verdad que disimula en sí misma, sabiendo que no se trata aquí de un reconocimiento teórico o solamente mental, sino de una realización a través de una extinción real 
[8] Sidi ‘Abd al-Rahmân al-Majdhûb, maestro shâdhili (m. 976/1569) inhumado en Meknes, es uno de los eslabones de la silsila de la tarîqa 'Alawiyya. Sus poemas transmitidos por vía oral son muy conocidos en Norte-África. Cf. A.L. de Prémare, Sîdî 'Abd al-Rahmân al-Majdhûb, Mysticisme populaire, société et pouvoir au Maroc au 16è siècle, Rabat, 1985.



El exceso de comida, de sueño y de palabras endurece el corazón
Extracto de Sabiduría Celeste 

por Sheikh Ahmad Al-'Alawî


Todo acto que lleva a la distracción es de misma natura que esta porque el exceso de comida, de sueño o de palabras hacen parte de las cosas reprobables según la Revelación, y particularmente para el que sigue la vía espiritual, cuyas bases consisten justamente en visar la moderación en todo, de manera que el interior se ilumine de los conocimientos divinos. De hecho, si los caprichos interiores se suceden permanentemente en el corazón o generalmente todo lo que le perturba, se endurecerá inevitablemente.

Los beneficios del ayuno, del silencio y de la velada son aspectos bien conocidos de la vía espiritual; muchas cosas fueron escritas al respecto y muchos poemas los elogiaron. Se ha dicho por ejemplo, para reprobar la saciedad, que Dios no le mira al cuyo vientre está repleto de comida. El Profeta y sus Compañeros no comían sino por necesidad, confirmadamente al hadîth transmitido por Anas, en el sentido:
« Fâtima le trajo al Profeta  un pedacito de pan. Le pregunto: 
- Que es esto, Fâtima ?
- Es un pedazo de pan; no pude resistir en traértelo.
- Es la primera cosa que como desde hace tres días, confió el Profeta  [1]. »
Considera el sentido de esta noble tradición: si la saciedad hubiera sido alabable, el Profeta no hubiera encontrado en la abstinencia un motivo de contento. Se ha dicho en este sentido:

Un vientre hambriento, un asceta flaco, dotado de una confianza absoluta en Dios,
Que encuentra en su hambre una razón de agradecerle a Dios.

También se ha dicho:
Si este mundo fuera para la virtud recompensar,
No podría encontrar de que prosperar el injusto.
No veríamos los nobles profetas hambre pasar
Mientras que en este los animales tienen el vientre repleto.

El Profeta  decía: « No matad los corazones por la comida y la bebida, pues el corazón le parece a los cultivos, que el exceso de agua mata. [2]. »

Se cuenta que el Imam al-Bukhari se acostumbro a no comer más de dos o tres dátiles por día, porque tenia vergüenza ante Dios de irse frecuentemente al baño.
Es por eso que sus corazones fueron iluminados y se volvieron fuentes de conocimiento y de secretos; si habían actuado de otra manera, no hubieran podido volverse guías para los otros. Hubieran alcanzado este elevado rango si hubieran exagerado en materia de comida y de sueño?


Mata el corazón, el exceso de comida,
Así como los cultivos, el exceso de agua mata.
Un hombre sutil podría perder en esto su inteligencia.
Algunos bocados pueden neutralizar sus esfuerzos hacia la excelencia.

El Profeta dijo: « Satán circula en el cuerpo del hombre a través de la sangre; hacedle obstáculo gracia al hambre [3] ». Se dice también que cuando Dios creó el mundo, plazo la ciencia y la sabiduría en el hambre, la posesión demoniaca y la transgresión en la saciedad. Ibrâhîm al-Dasûqî decía: « El aspirante sincero encuentra su fuerza en el hambre y su bebida en sus lagrimas[4]; es la condición de los verídicos (siddîqûna). » Moulay l-'Arabî al-Darqâwî decia: « En estos días, algunos discípulos comen la cuantidad que puede alzar un camelo, beben el equivalente de una charca y además añaden: " Le falta algo a este sheykh", y que Dios maldiga los mentirosos! »

En cuanto a la excelencia de la velada y al lado nocivo del sueño, están necesariamente reconocidos de todos; es más claro todavía en la vía espiritual, y la pura tradición se afirma explícitamente. El Profeta dijo en el sentido:
« Gabriel vino y me dijo:
- Eh Muhammad, vive como quieres, de todas formas morirás, ama lo que quieres, de todas formas tendrás que dejarlo; actúa como te parezca, serás retribuido en consecuencias; sabe que el creyente adquiere la nobleza por sus veladas y la fuerza por su independencia frente a la gente [5].»

Fue igualmente relatado que se levantaba en el último tercio de la noche y que dijo un día en el sentido:
« Acordaos de Dios! Acordaos de Dios! Resonó el primer toque de cuerno, y le siga el segundo (79, 7) ! La muerte y todo lo que le acompaña están aquí! La muerte y todo lo que le acompaña están aquí! [6]! »

Pero basta acordarse que de tanto que rezaba durante la noche sus pies eran tumefactos. [7].

Esta relatado que Abû Yazîd al-Bistâmî, cuando era niño todavía, aprendía el Coran a la escuela. Cuando llego a la surah 73 « El Envuelto en el manto », le pregunto a su padre:

« Quien es esta persona a quien Dios le ordeno levantarse de noche? »
-Es nuestro Profeta, Muhammad , le respondió el padre.
-Porque no haces como tu Profeta ? Le pregunto Abû Yazîd.
-Porque es una dignidad que Dios le ha especialmente acordado, respondió el padre.
Cuando Abû Yazîd llego a la parte siguiente del versículo: así que una parte de los que están contigo, pregunto de nuevo: «  De quien se tratan, padre mío »
-De los compañeros de Muhammad .
-Porque no actúas como los compañeros de Muhammad ?
-Porque Dios les ha especialmente dado la fuerza para levantarse de noche.
-Padre mío, no hay nada bueno en alguien que no tiene como modelo Muhammad  y sus compañeros! concluyo Abû Yazîd.
El padre se puso entonces a rezar de noche. Abû Yazîd le pregunto:
-Padre mío, enséñame a rezar de noche!
-Eres todavía demasiado joven! rehusó el padre.
-Cuando Dios reunirá todas las creaturas en el día de la resurrección, y que les ordenara a la gente destinada al paraíso de irse, diré que quise hacer la oración de noche y que mi padre se ha opuesto a esto! insistió  Abû Yazîd.
-Hijo mío, levántate de noche y reza, se resigno el padre.

Relatamos que después de la muerte del Imam Junayd, uno de sus compañeros le vio en sueño y le preguntó: « Que es lo que tu Señor hizo de ti? »Respondió: « Todas esas alusiones espirituales se fueron, todas esas ciencias desaparecieron, y todas esas descripciones se borraron. Solamente nos fueron útiles las pequeñas rak’a [8] que solíamos realizar antes del alba. » Pues si hasta este Imam, con toda la nobleza y la grandeza que le caracterizaban, no descuidaba de levantarse de noche y afirmaba que hasta algunas pequeñas rak’a le habían sido útiles, como los otros podrían pasarse de estas?
 Ô Dios mío, revivifica nuestros corazones y otórganos las mismas gracias que las que recibieron nuestros nobles predecesores!

Dhû l-Nûn al-Misrî contaba lo siguiente:

« Le encontré a una mujer en una de las costas del Prójimo-Oriente, a la cual preguntaba:
- De dónde vienes?
- De lo de gente que se alzan del lecho para invocar a su Señor (32, 16).
- Y a donde te quieres ir?
- A lo de hombres a quienes ni los negocios ni el comercio les distraen del recuerdo de Allâh (24, 37).
- Descríbamelos !
Recito entonces los versículos siguientes:

Gente cuya inspiración está fijada en Dios
Y que no aspiran a nada sino El-mismo.
Esta gente busca únicamente su Señor y Maestro, Dios.
Que excelente objetivo que el Único, el Subsistente por Si-mismo.

En cuanto al hecho de evitar de hablar demasiado, todos conocen este precepto. Basta recordarse el dicho  « La palabra es de plata pero el silencio de oro », así que este hadîth del Profeta : « Que el que cree en Dios y en el ultimo día hable en bien o que se calle [9]. » Los hombres de Dios –que les acorde Su aceptación y les haga beneficiar de Su plena satisfacción – no hablan sino para invocar Dios o para tratar de sujetos que se acercan de Él, temiendo de rozar la inconveniencia, porque se dice que el que habla mucho comete también muchos pecados.

Uno de ellos cuenta:

« Estábamos un día de viaje, recorriendo el desierto sufriendo de sed, cuando vimos la cabaña de un monje. Nos dirigimos hacia el edificio y llamamos: 
- Eh, monje!
Pero este no respondía. Después de haber insistido varias veces, salió y nos dijo:
- No soy un monje, soy una bestia feroz! Por eso le encarcelé a mi alma en esta cabaña para que no lastime las creaturas de Dios con mi lengua.»

Un otro afirmaba haber hecho voto de no usar su lengua excepto para pronunciar las Palabras reveladas de Dios, afín de impedirle a su alma hablar demasiado.

En las hagiografías de los santos, se dice que Abdallâh Ibn al-Mubârak contaba la historia siguiente:

« Me fui para cumplir la peregrinación a la Casa Sagrada de Dios y visitar la tumba del Elegido, y entonces que estaba en camino, vi una silueta negra que era en realidad una vieja mujer vestida de una matilla hecha de lana. Le dije:

- Que la paz, la misericordia de Dios y Sus bendiciones sean contigo!
- Les dirán de parte de un Señor misericordioso: « !Paz ! » (36, 58) respondió ella.
- Que Dios te haga misericordia. Que haces en tal lugar? preguntaba yo.
- Aquel a quien Allâh extravía, no podrá encontrar quien le dirija. (7, 186), respondió ella.
Comprendí entonces que estaba perdida, y le pregunté:
- Adonde te vas?
- Gloria a Quien hizo viajar a Su Siervo de noche, desde la Mezquita Sagrada a la Mezquita Lejana (17, 1)!
Entendí entonces que volvía de la peregrinación y se dirigía hacia Jerusalén. 
Le pregunté:
- Desde cuanto estas aquí?
- Tres días (19, 10).
- Visiblemente, no tienes nada para comer?
- El me da de comer y de beber (26, 79).
- Como haces tu ablución aquí?
- Si no encontráis agua, recurrid a arena limpia (5, 6).
- Llevo conmigo un poco de comida, quieres comer?
- Luego, observad un ayuno riguroso hasta la caída de la noche. (2, 187).
- No estamos en Ramadán!
- Y si uno hace el bien espontáneamente, Allâh es agradecido (2, 158).
- Pero podemos romper el ayuno cuando estamos de viaje!
- Pero os conviene más ayunar. Si supierais… (2,184) !
- Porque no hablas como yo?
- El hombre no pronunciara ninguna palabra que no tenga siempre a su lado un observador preparado (50, 18).
- De donde eres?
- No vayas tras algo de lo que no tienes ningún conocimiento. Del oído, de la vista, del intelecto, de todo eso se pedirá cuenta. (17,36).
- Hice mal, entonces perdóname.
- Hoy no os reprochéis nada! Allâh os perdonara! (12, 92).
- Quieres subirte encima de mi camela afín de alcanzar la caravana?
Entonces que se iba a subir, me dijo:
- Di a los creyentes que bajen la mirada (24, 30).
Entonces bajaré los ojos para no verla, pero cuando estaba intentando subirse, la camela se asusto y su vestido se rompió, lo que le hizo decir:
- Cualquier dolor que os aflija es a causa de lo que se buscaron vuestras manos (42,30).
Entonces le dije:
- Espera que la retenga.
- Pero le dimos comprensión de ello a Sulayman (21, 79), respondió ella.
Pues agarre la camela y le dije que se suba, lo que hizo, luego de que se exclamó:
- Gloria a Aquel que nos subordino esto, ya que nosotros no habríamos sido capaces de hacerlo. Y verdaderamente hemos de retornar a nuestro Señor.(43, 13-14).
Agarre la  brida de la camela y la hice trotar echando gritos, lo que le hizo decir:
- Sé moderado al caminar y baja la voz (31, 19).
Caminaba entonces despacito, cantando, pero me cortó:
- Recitad del Coran lo que os sea fácil (73, 20).
- Fuiste bien gratificada, dije entonces.
- Pero solo recapacitan los que saben reconocer lo esencial (3, 7), respondió ella.
Después de un tiempo, entonces que andábamos así, le pregunte:
- Estas casada?
- Vosotros que creéis! No preguntéis por cosas que si se os revelaran os harían mal.(5, 101).
Pues me calle, y continuamos así nuestro camino hasta que alcanzamos la caravana, luego de que le pregunte:
- Esa es la caravana: que vas a hacer ahora?
- La riqueza y los hijos son el adorno de la vida de este mundo (18, 46), respondió.
Comprendí entonces que tenía hijos. Nos acercamos de las tiendas y le dije:
- Ahí están las tiendas, que quieres hacer?
- Y Allah tomo a Ibrahim como amigo intimo (4, 125) ; Y a Musa le hablo Allah (4, 164) ; Yahya! Toma el libro con fuerza! (19, 12) ! respondió ella.
Entonces llamé:
- Eh Ibrâhîm! Eh Mûsa! Eh Yahya!
Aparecieron jóvenes tan resplandecientes que la luna. Cuando se sentaron, dijo ella:
- Enviad a uno de vosotros a la ciudad con el dinero que tenéis para que mire cual es el alimento más puro y os traiga provisión de él; pero que actúe con sutileza (18, 19).
Uno de ellos se fue entonces de compras, y cuando volvió puso la comida delante de mí. Dijo entonces ella:
- Comed y bebed alegremente por lo que adelantasteis en los días pasados! (69,24).
Dirigiéndome a los jóvenes, dije:
- No tocare esta comida tanto que no me harán dicho lo que le paso a esta mujer.
- Esta mujer es nuestra madre, hace 40 anos que habla únicamente citando el Coran, temiendo cometer una falta que provoque la ira del Misericordioso.
- Ese es el favor de Allah que El da a quien quiere (5, 54), concluí yo. »


Notas :

[1] Ibn Hanbal (Musnad, III, musnad Anas Ibn Mâlik) relata una versión ligeramente diferente de este hadîth.
[2] Al-'Irâqî, Takhrîj ahâdîth al-ihyâ, n° 4.
[3] La primera frase se encuentra en la mayoría de las compilaciones (por ejemplo: Bukhârî, Sahîh, n° 5865).
[4] El hambre es la necesidad natural, motor del que busca la Verdad, mientras que las lagrimas son el producto de sus inspiraciones; en cuanto a la bebida, son sus estados.
[5] Hâkim al- Nîsâbûrî, Mustadrak 'alâ l’sahîhayn, IV, kitâb al-riqâq, n° 7921/78.
[6] Tirrnidhî, Sunan, IV, abwâb sifat al-qiyâma, n° 2574.
[7] Cf. Bukhârî, Sahîh, III, kitâb al-tafsîr, bâb qawlihi liyaghfira laka Allâhu ma taqaddama…, n° 4556.
[8] Ciclos que componen la oración.
[9] Bukhârî, Sahîh, IV, kitâb al-adab, bâb man kâna yu’minu billâhi wa l-yawmi al-‘akhiri falâ yu’dhi jârahu, n° 5672.

fuente :